viernes, 26 de julio de 2024

2.- Bulgaria 1987

Monasterio de Rila

                                                                                                                    El país del sí es no y no es sí.

Como ya contaba en el prólogo este fue mi primer viaje al extranjero y fue inolvidable, formidable y entrañable. Desde el primer contacto con la agencia de viajes pasando por el “Mercado Negro” y los mil y un malentendidos culturales básicamente.

 

El viaje empezó con un overbooking con el vuelo que hizo que tuviéramos que ir en dos turnos, añadido a una huelga de personal de tierra en Barajas que hizo que la avanzadilla ya tuviese que subir con escaleras de mano al avión. Y después el resto que no aparecíamos en la lista al hacer el check in. Tuvieron que ir a buscarnos.

 

Al llegar en plena noche, el primer encontronazo, todo triste, vacío y más bien feo. Esa misma noche nos fuimos de marcha y ya el centro de Sofía decía algo más. Al día siguiente eso si todos pedos y encima nos enteramos que en la pensión completa no estaba incluido el café, porque según la guía era muy caro. Al preguntar el precio salíamos como a 30 pesetas por barba así que pedimos café para todos. Resulta que el café era de puchero y hecho estilo turco, es decir con todos los posos abajo y eso para que el lector comprenda quiere decir que despertaba a un muerto. Eso y el yogur natural fresco, que era lo que apetecía después de una buena noche de juerga en la discoteca del mejor hotel de Sofía.

 

Después al día siguiente la cosa pintaba mucho mejor y empezamos a disfrutar de este país muy soviético y desconocido. Lo primero claro está cambiar dinero y empezamos bien porque lo hicimos de manera ilegal, en un túnel de peatones y con cuidado, porque según las informaciones eran muy dados a cascarte dracmas en vez de levas. Los primeros en alfabeto griego y los segundos en cirílico. Este país es uno de los tres (junto con Serbia y Rusia) que usa alfabeto cirílico, lo cual también fue una experiencia.

 

A partir de entonces empezaron a sucederse las anécdotas y comenzaron a hacerse más palpables las diferencias culturales, aparte de otras peculiaridades. Para empezar una de las cosas más curiosas y mencionada en la frase del principio, es que en este país para decir sí mueven la cabeza de izquierda a derecha (como aquí el no) y para decir no mueven la cabeza de arriba abajo (como aquí el sí). Esto nos causó muchas risas en todos los días del viaje, y además fue imposible que lo asimiláramos. Otro punto importante fue cuando alguien pidió el primer ron con limón, que trajeron exactamente eso, un vaso con ron y un plato con un limón. En la primera discoteca además pedias un copa y se quedaban locos porque allí nadie tomaba el alcohol mezclado, teníamos que añadir por ejemplo un ron con limón en el mismo vaso. Además te preguntaban por los centímetros cúbicos que querías de alcohol. Otra curiosidad en aquel entonces era la cantidad de cubanos que había en Bulgaria, y que a pesar de ser ambos comunistas, a los cubanos les trataban como escoria. La guía se montaba unas películas de escándalo. 

 

Los precios irrisorios, no había manera de gastarse el dinero y el timo allí no sabían ni lo que era. Llegamos con 14 maletas y regresamos con 28, llenas de mierdas eso sí. Además ibas a unos grandes almacenes y nos hacían mucha gracia las cosas de cerámica, juegos de café o té y utensilios de cocina. Pedías uno color beige, con gestos claro, te lo daban en la caja, y te lo envolvían y cuando llegabas al hotel resultaba que era negro, a veces incluso eran de dos colores, la taza de una manera y el plato de otra…y así todo.

 

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